Debido a su necesidad por la rebelión y por ser miembros de un movimiento, los izquierdistas o las personas de tipo psicológico similar son a menudo atraídos por movimientos de rebeldía o activistas cuyos objetivos y miembros no son inicialmente izquierdistas. El resultado de la entrada de izquierdistas puede, fácilmente, cambiar un movimiento no izquierdista en uno izquierdista, por lo que las finalidades izquierdistas reemplazan o cambian los objetivos iniciales del movimiento.
Para evitar esto, un movimiento que exalta la naturaleza y que se opone a la tecnología, debe tomar un acuerdo contra los izquierdistas y debe evitar la colaboración con estos. El izquierdismo está al fin y al cabo en contradicción con la naturaleza salvaje, con la libertad humana y con la eliminación de la tecnología moderna. El izquierdismo es colectivista; está buscando vincular el mundo entero (ambos, la naturaleza y la raza humana) en un todo unificado. Pero esto implica el manejo de la naturaleza y de la vida humana por una sociedad organizada, y requiere tecnología avanzada. No puedes tener el mundo unido sin medios de transporte rápidos y sin comunicaciones, no puedes hacer que todo el mundo se quiera sin técnicas psicológicas sofisticadas, no puedes tener una «sociedad diseñada» sin la base tecnológica necesaria. Además de todo, el izquierdismo está conducido por la necesidad de poder, y el izquierdista requiere el poder en bases colectivistas, a través de la identificación con un movimiento de masas o una organización. El izquierdismo es inverosímil que nunca renuncie a la tecnología, porque la tecnología es una fuente demasiado valiosa del poder colectivo.
El anarquista también busca el poder, pero lo busca en bases individuales o de pequeños grupos; quiere que estos sean capaces de controlar las circunstancias de sus propias vidas. Se opone a la tecnología porque hace que pequeños grupos dependan de grandes organizaciones. Esta declaración se refiere a un determinado tipo de anarquismo. Una amplia variedad de actitudes sociales han sido llamadas «anarquistas», y puede ser que muchos que se consideran anarquistas no acepten esta declaración. Debe ser apuntado, por otra parte, que hay un movimiento anarquista no-violento cuyos miembros probablemente no aceptan a FC como anarquista y seguro que no aprobarán nuestros métodos violentos..
Algunos izquierdistas podría parecer que se oponen a la tecnología, pero sólo se opondrán mientras sean intrusos y el sistema tecnológico esté controlado por no izquierdistas. Si alguna vez el izquierdismo dominase la sociedad, por lo que el sistema tecnológico se convirtiera en una herramienta es sus manos, lo usarían entusiastamente y promocionarían su crecimiento. Haciendo esto estarían repitiendo el patrón que el izquierdismo ha enseñado una y otra vez en el pasado. Cuando en Rusia los bolcheviques eran intrusos, se oponían vigorosamente a la censura y a la policía secreta, defendían la autodeterminación de las minorías étnicas, etc; pero tan pronto como tomaron el poder, impusieron una censura implacable y crearon una policía secreta más dura que ninguna de las que existiera bajo los zares y oprimieron a las minorías étnicas al menos tanto como lo hicieron estos. En los Estados Unidos, hace un par de décadas cuando eran una minoría en nuestras universidades, los profesores izquierdistas eran los que proponían vigorosamente la libertad académica, pero hoy, en aquellas universidades donde han pasado a ser mayoría, se han visto preparados para quitar al resto la libertad académica. (Esto es «corrección política»). Lo mismo ocurrirá con los izquierdistas y la tecnología: la utilizarán para oprimir a los demás si alguna vez cae bajo su propio control.
En las revoluciones recientes, los izquierdistas más hambrientos de poder, repetidamente, han colaborado primero con los revolucionarios no izquierdistas, tanto como con los izquierdistas de una inclinación más libertaria, y más tarde los han engañado para agarrar ellos el poder. Esto lo hizo Robespierre en la Revolución Francesa, los bolcheviques en la Revolución Rusa, los comunistas lo hicieron en la España de 1938 y Castro y sus seguidores en Cuba. Dada la historia pasada del izquierdismo, sería totalmente necio para los revolucionarios no izquierdistas de hoy el colaborar con estos.
Diversos pensadores han señalado que el izquierdismo es un tipo de religión. No lo es en el estricto sentido de la palabra porque esta doctrina no postula la existencia de ningún ser supranatural. Pero para los izquierdistas, su doctrina juega el mismo papel psicológico que para mucha gente la religión. NECESITAN creer en el izquierdismo, juega un papel vital el su economía psicológica. Sus creencias no son fácilmente modificables por la lógica o por los hechos. Tienen una profunda convicción de que es moralmente Correcto con una C mayúscula y que no sólo tiene el derecho sino el deber de imponer su moral a todo el mundo. (De todos modos, mucha de la gente a la que nos referimos como «izquierdistas» no piensan en sí mismos como tales y no describirían su sistema de creencias como izquierdismo. Usamos este término porque no encontramos uno más apropiado para designar el amplio espectro de creencias que incluya a los movimientos feministas, a los derechos de los homosexuales, a la corrección política, etc., y porque estos movimientos tienen una fuerte afinidad con la vieja izquierda). (Ver párrafos 227-230).
El izquierdismo es una fuerza totalitaria. Dondequiera que esté en una posición de poder tiende a invadir toda parcela privada y fuerza a todo pensamiento a un molde izquierdista. En parte es por el carácter casi religioso de este, todo lo que sea contrario a sus creencias representa el Pecado. Más importante, el izquierdismo es una fuerza totalitaria debido al impulso por el poder de sus seguidores. Busca satisfacer su necesidad por el proceso de poder a través de la identificación con un movimiento social y trata de atravesar el proceso de poder ayudando a perseguir y conseguir las finalidades del movimiento (ver párrafo 83). Pero no importa lo lejos que llegue el movimiento consiguiendo su objetivo, el izquierdista nunca está satisfecho, porque su activismo es una actividad sustitutoria (ver párrafo 41). Esto es, su verdadero motivo no es conseguir las ostensibles finalidades del izquierdismo; en realidad está motivado por el sentido de poder que obtiene luchando por una finalidad social y luego vomitarla. Muchos están motivados también por la hostilidad, pero ésta probablemente resulta en parte de una necesidad de poder frustrada. Consecuentemente, no está nunca satisfecho con lo conseguido, su necesidad por el proceso de poder le conduce siempre a perseguir algún nuevo fin. Quiere igualdad de oportunidades para las minorías. Cuando está conseguido insiste en igualdad estadística de éxito para las minorías. Y mientras alguien albergue en algún rincón de su mente una actitud negativa hacia alguna minoría, tendrá que reeducarlo. Y las minorías étnicas no son suficiente, a nadie se le puede permitir el tener una actitud negativa hacia los homosexuales, la gente discapacitada, gorda, vieja, fea, etc. No es suficiente que el público esté informado sobre los riesgos de fumar, tiene que ser estampado un aviso en cada paquete de cigarrillos, tienen que restringirse o ser prohibidos los anuncios de cigarrillos. Los activistas no estarán nunca satisfechos hasta que el tabaco esté fuera de la ley, y después de eso será el alcohol, después la comida basura, etc. Han luchado contra los brutales abusos a niños, lo que es razonable. Pero ahora quieren parar todo castigo físico. Cuando hayan hecho eso querrán prohibir alguna otra cosa que consideren malsana, luego otra cosa y luego otra. Nunca estarán satisfechos hasta que tengan control total sobre las prácticas de educación de los niños. Y luego se moverán a alguna otra causa.
Supongamos que pides a un izquierdista hacer una lista de TODAS las cosas que están mal en la sociedad y luego supongamos que instituyes todos los cambios que demandan. Es seguro que después de un par de años la mayoría de los izquierdistas encontrarán algo nuevo sobre lo que protestar, algún nuevo «mal» social que.corregir porque, una vez más, están menos motivados por la angustia de las enfermedades de la sociedad que por la necesidad de satisfacer su impulso por el poder imponiendo sus soluciones en esta.
Debido a las restricciones emplazadas en sus pensamientos y comportamientos por su alto grado de socialización, muchos izquierdistas del tipo sobresocializado no pueden perseguir el poder de la manera en que lo hace otra gente. Para ellos el impulso por el poder sólo tiene una salida moral aceptable, y esa es la lucha para imponer su moral a todo el mundo.
Los izquierdistas, especialmente del tipo sobresocializado, son Verdaderos Creyentes en el sentido del libro de Eric Hoffer, El Verdadero Creyente. Pero no todos los Verdaderos Creyentes son del mismo tipo psicológico que los izquierdistas. Presumiblemente, un Verdadero Creyente nazi, por ejemplo, es psicológicamente muy diferente al Verdadero Creyente izquierdista. Debido a su capacidad de devoción a una sola causa, los Verdaderos Creyentes son útiles, puede que un ingrediente necesario, de todo movimiento revolucionario. Esto presenta un problema que debemos reconocer no sabemos como tratar. No estamos seguros de como aprovechar las energías del Verdadero Creyente para una revolución contra la tecnología. En el presente, todo lo que podemos decir es que ningún Verdadero Creyente hará un buen enganche a la revolución, a no ser que su compromiso sea exclusivamente a la destrucción de la tecnología. Si está comprometido también con otra idea, puede que quiera usar la tecnología como una herramienta para perseguir otro ideal (ver párrafos 220, 221).
Algunos lectores pueden decir, «este asunto sobre el izquierdismo es un montón de mierda. Conozco a Jhon y a Jane que son izquierdistas y no tienen todas estas tendencias totalitarias». Es completamente cierto que muchos, incluso posiblemente una mayoría numérica, son gente decente que creen sinceramente en la tolerancia de otros valores (hasta cierto punto) y no quieren utilizar métodos arbitrarios para conseguir sus finalidades sociales. Nuestras observaciones sobre el izquierdismo no son por término medio aplicables a toda persona izquierdista, pero sí sirven para describir el carácter general del movimiento. Y este carácter general no tiene que estar necesariamente determinado por las proporciones numéricas de las distintas clases de personas comprometidas en dicho movimiento.
La gente que asciende a una posición de poder en los movimientos izquierdistas tienden a ser los más ávidos de éste porque el tipo de personas deseosa de poder son aquellas que luchan más duramente para llegar a ellas. Cuando los ávidos de poder han tomado el control, hay muchos izquierdistas de una ralea más moderada que desaprue-ban interiormente muchas de las acciones de los jefes, pero no pueden oponerse a ellas. NECESITAN su fe en el movimiento, y por no poder.renunciar a ésta prosiguen con los jefes. Es verdad, ALGUNOS izquierdistas tienen el valor de oponerse a las tendencias totalitarias que surgen, pero generalmente pierden, porque los ávidos de poder están mejor organizados, son más despiadados y maquiavélicos y se han ocupado de construirse una base de poder sólida.
Este fenómeno apareció claramente en Rusia y en otros países en los que tomaron el poder los izquierdistas. De igual manera, antes del fracaso del comunismo en la U.R.S.S., los izquierdistas de occidente raramente criticaron ese país. Si se les pincha admitirán que la U.R.S.S hizo muchas cosas mal, pero después intentarán encontrar excusas para los comunistas y empezarán a hablar sobre los errores del oeste. Siempre se opusieron a la resistencia militar de occidente a la agresión comunista. Los izquierdistas de todo el mundo protestaron vigorosa-mente por la acción militar de los EE.UU. en Vietnam, pero cuando la U.R.S.S. invadió Afganistán no hicieron nada. No porque aprobaran la acción soviética, sino por su fe izquierdista, simplemente no pudieron resistir oponerse al comunismo. Hoy en aquellas de nuestras universidades donde la «corrección política» se ha convertido en dominante, probablemente hay izquierdistas que desaprueban en privado la supresión de la libertad académica, pero prosiguen con ello de todas maneras.
Así el hecho de que muchas personas izquierdistas sean personalmente moderadas y bastante tolerantes no previene al izquierdismo como conjunto de tener tendencias totalitarias.
Nuestra discusión del izquierdismo tiene una debilidad seria. Estamos aún lejos de aclarar lo que queremos decir con la palabra «izquierdista». No parece que podamos hacer mucho sobre esto. Hoy el izquierdismo está fragmentado en todo un espectro de movimientos activistas. Sin embargo, no todos tienen esta tendencia y algunos movimientos (por ejemplo los medioambientalistas radicales) parecen incluir ambas personalidades, del tipo izquierdista y enteramente no izquierdistas, los cuales deben discernir mejor antes que colaborar con los primeros. Variedades de izquierdistas se convierten gradualmente en variedades de no izquierdistas y nosotros mismos estaríamos a menudo en dificultades para decidir si una persona dada es o no un izquierdista. Hasta el punto de que en absoluto está definida, nuestra concepción está explicada por la discusión que hemos presentado en este artículo, y sólo podemos aconsejar al lector que use su propio juicio para decidir quién es un izquierdista.
Pero será de ayuda el catalogar algunos criterios para diagnosticarlo. Estos no pueden ser aplicados de una manera tajante. Algunas personas pueden reunir algunos de los criterios sin ser izquierdistas, algunos izquierdistas pueden no reunir ninguno de los criterios. De nuevo, sólo tienes que usar tu juicio..
El izquierdista está orientado hacia un colectivismo a gran escala. Enfatizamos la obligación del individuo de servir a la sociedad y la obligación de la sociedad de cuidar del individuo. Tiene una actitud negativa hacia el individualismo. A menudo usa un tono moralista. Tiende a estar por el control de armas, la educación sexual y otros métodos psicológicos de educación «ilustrada», por el planteamiento, la acción afirmativa, el multiculturalismo. Tiende a identificarse con las víctimas. Tiende a estar contra la competición y la violencia, pero encuentra excusas para aquellos izquierdistas que usan la violencia. Le gusta mucho usar tópicos corrientes de la izquierda como «racismo», «sexismo», «homofobia», «capitalismo», «imperialismo», «neocolonialismo», «genocidio», «cambio social», «responsabilidad social». Puede que el mejor diagnóstico es la característica de tender a simpatizar con los siguientes movimientos: feminismo, derechos de los homosexuales, minorías étnicas y discapacitados, derechos de los animales, corrección política. Cualquiera que simpatice con fuerza con TODOS estos movimientos es casi con certeza un izquierdista. Es importante el entender que queremos decir alguien que simpatice con estos MOVIMIENTOS tal y como existen hoy en nuestra sociedad. Uno que crea que las mujeres, los homosexuales, etc., deben tener derechos igualitarios no es necesariamente un izquierdista. Los movimientos feministas, por los derechos de los homosexuales, etc., que existen en nuestra sociedad tienen un tono ideológico particular que caracteriza al izquierdismo y, si uno cree, por ejemplo, que la mujeres deben tener derechos igualitarios no se sigue necesariamente que uno tiene que simpatizar con el movimiento feminista tal y como existe en la actualidad.
Los izquierdistas más peligrosos, que son, aquellos que están más hambrientos de poder, están frecuentemente caracterizados por la arrogancia o por un enfoque dogmático de la ideología. No obstante, los más peligrosos de todos pueden ser ciertos tipos sobresocializados quienes evitan despliegues irritantes de agresividad y se refrenan de hacer publicidad de su izquierdismo, pero trabajan rápido y discretamente promoviendo valores colectivistas, técnicas psicológicas «ilustradas» para socializar a los niños, la dependencia del individuo al sistema, y todo eso. Estos *cripto-izquierdistas (como los podemos llamar) están próximos a ciertos tipos burgueses en lo que ataña a acciones prácticas, pero difieren de ellos en psicología, ideología y motivación. El burgués corriente intenta llevar a la gente bajo el control del sistema para proteger su modo de vida, o lo hace simplemente porque sus actitudes son convencionales. El cripto-izquierdista intenta llevar a la gente bajo el control del sistema porque es un Verdadero Creyente en una ideología colectivista. Se diferencia del izquierdista medio del tipo sobresocializado por el hecho de que su impulso de rebeldía es más.débil y está más firmemente socializado. Se diferencia del burgués corriente bien socializado por el hecho de que hay una profunda carencia en su interior que le hace necesario consagrarse a una causa y sumergirse en una colectividad. Y puede que su impulso (bien subliminado) por el poder sea más fuerte que aquel del burgués medio.