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LA NATURALEZA DE LA LIBERTAD

  1. Vamos a argumentar que la sociedad tecnológico-industrial no puede ser reformada de tal modo, como para prevenirla del progresivo estrechamiento de la esfera de la libertad humana. Pero, porque «libertad» es una palabra que puede ser interpretada de muchas maneras, debemos dejar claro primero en qué clase de libertad estamos interesados.

  2. Con «libertad» nos referimos a la oportunidad de atravesar el proceso de poder, con finalidades reales, no las finalidades artificiales de las actividades sustitutorias, y sin interferencias, manipulaciones o supervisión de nadie, especialmente de ninguna gran organización. Libertad significa tener control (tanto como una persona o como miembro de un grupo PEQUEÑO) de los problemas de la vida y de la muerte de la existencia de uno; comida, vestido, refugio y defensa contra cualquier temor que pueda haber en nuestro medio. Libertad significa tener poder, no el poder de controlar a otra gente sino el poder de controlar la propia vida. Uno no tiene libertad si cualquier otro (especialmente una gran organización) tiene poder sobre ti, no importa la benevolencia, la tolerancia y la permisividad con que el poder pueda ser ejercido. Es importante no confundir libertad con la mera permisividad (ver párrafo 72).

  3. Se dice que vivimos en una sociedad libre porque tenemos un cierto número de derechos constitucionalmente garantizados. Pero esto no es tan importante como parece. El grado de libertad personal que existe en una sociedad está más determinado por la estructura económica y tecnológica de la sociedad que por sus leyes o por su forma de gobierno. Cuando las colonias americanas estaban bajo el gobierno británico había menos garantías legales de libertad y de menor efectividad que después de que la Constitución americana entrara en efecto, sin embargo había más libertad en la América preindustrial, ambas antes y después de la Guerra de la Independencia, que después de que la Revolución Industrial tomara asiento en este país. Citamos de Violencia en América: Perspectiva Histórica y Comparativa, editado por Hugh Davis Graham y Ted Robert Gurr, capítulo 12 por Roger Lane, páginas 476-478: «El progresivo aumento del nivel de propiedad, y con él el incremento de la seguridad en el oficial de ejecución de la ley (en la América del siglo XIX)... era común a toda la sociedad... El cambio en el comportamiento social es en términos tan prolongados y tan extendidos como para sugerir una conexión con el proceso social contemporáneo más fundamental; aquel de la urbanización industrial en sí misma...» «Masachuset en 1835 tenía aproximadamente una población de 660, 940, el 81% rural, abrumadoramente preindustrial y nativa. Sus ciudadanos disfrutaban de una libertad personal considerable. Fueran tronquistas, granjeros o artesanos, todos estaban acostumbrados a dirigir sus propios inventarios, y la naturaleza de su trabajo los hacía físicamente independientes los unos de los otros... Los problemas individuales, faltas o incluso crímenes, no estaban causados generalmente por asuntos sociales lejanos...» «Pero el impacto de los movimientos de hermanamiento hacia la ciudad y también hacia la fábrica, simplemente ambas reuniones forzadas en 1835, tuvieron un efecto gradual en el comportamiento personal a lo largo de los siglos XIX y XX. La fábrica demandaba regularidad de comportamiento, una vida gobernada por la obediencia a los ritmos del reloj y del calendario, las demandas del capataz y del supervisor. En la ciudad o villa, las necesidades de vivir en barrios estrechamente encajonados impide muchas acciones preliminarmente irreprochables. Ambos empleados de cuello azul-y blanco-dependían mutuamente en grandes establecimientos de sus compañeros; al igual que el trabajo de un hombre encajaba en el de otro, así el negocio de éste no sería por más tiempo propio». «Los resultados de la nueva organización de la vida y del trabajo eran claros hacia 1900. Cuando cerca del 76% de los 2.805.346 residentes de Masachuset eran clasificados como urbanitas. Mucho comportamiento violento o irregular que había sido tolerable en una sociedad ocasional e independiente no fue aceptable por más tiempo en la atmósfera más formalizada y cooperativa del periodo más tardío... El movimiento a las ciudades había producido, en resumen, una generación más dócil, más socializada y más ‘civilizada’ que sus predecesoras». Muchas de las naciones indias de Nueva Inglaterra eran monárquicas, y muchas de las ciudades de la Italia renacentista eran controladas por dictadores. Pero leyendo sobre esas sociedades a uno le queda la impresión de que permitían más libertad personal que la nuestra. En parte era porque faltaban mecanismos eficientes para ejecutar la voluntad del gobernante: no había fuerzas policiales modernas bien organizadas, comunicaciones rápidas de larga distancia, cámaras de vigilancia, historiales de información sobre la vida de los ciudadanos medios. Por tanto era relativamente fácil evadir el control.

  4. En cuanto a nuestros derechos constitucionales, consideremos por ejemplo eso de la libertad de prensa. Ciertamente no queremos acabar con ese derecho: es una herramienta muy útil para limitar la concentración de poder político y para mantener a aquéllos que lo tienen en línea exponiendo públicamente cualquier mala conducta por su parte. Pero la libertad de prensa es de muy poca utilidad para el ciudadano medio como individualidad. Los medios de masas están en su mayor parte bajo el control de grandes organizaciones que están integradas en el sistema. Cualquiera que tenga un poco de dinero puede imprimir algo, o puede distribuirlo en Internet o de alguna otra manera, pero lo que tenga que decir será sumergido por el vasto volumen de material lanzado por los medios, por tanto no tendrá un efecto práctico. Es por eso casi imposible para muchas personas y grupos pequeños el hacer un efecto en la sociedad con palabras. Tomémonos (FC) como ejemplo. Si no hubiéramos hecho nada violento y hubiéramos presentado los presentes escritos a un editor, probablemente no hubieran sido aceptados. Si hubieran sido aceptados y publicados, probablemente no hubieran atraído muchos lectores, porque es más divertido ver el entretenimiento lanzado por los medios que leer un ensayo sobrio. Incluso si estos escritos hubieran tenido muchos lectores, la mayoría hubieran olvidado pronto lo que habían leído porque sus mentes habrían sido anegadas por la masa de material a que los medios las exponen. A fin de presentar nuestro mensaje ante el público con alguna oportunidad de crear una impresión duradera, tuvimos que matar gente.

  5. Los derechos constitucionales son útiles hasta cierto punto, pero no sirven para garantizar mucho más que lo que puede ser llamada la concepción burguesa de la libertad. Según la concepción burguesa, un hombre «libre» es esencialmente un elemento de una maquinaria social y tiene sólo una cierta serie de libertades prescritas y delimitadas; libertades que son designadas para servir a las necesidades de la máquina social más que aquellas de la persona. Así el hombre «libre» burgués tiene libertad económica porque eso promueve el crecimiento y el progreso; tiene libertad de prensa porque la crítica del público restringe la mala conducta por parte de los líderes políticos; tiene derecho a un juicio imparcial porque la prisión al antojo del poderoso sería mala para el sistema. Esta era claramente la actitud de Simón Bolívar. Para él, la gente merece libertad sólo si la usa para promover el progreso (progreso como lo conciben los burgueses). Otros pensadores burgueses han tomado un punto de vista similar de la libertad, como mero medio para finalidades colectivas. Chester C. Tan, «Pensamiento Político Chino en el Siglo XX», página 202, explica la filosofía del líder del *Kuomitang, Hu Han-min: «Una persona tiene concedidos derechos porque es un miembro de la sociedad y la vida de su comuni-dad requiere tales derechos. Con comunidad Hu quiere decir la totali-dad de la sociedad de la nación». Y en la página 259, Tan declara que, de acuerdo con Carsum Chang (Chang Chung-mai, cabeza del Partido Socialista Estatal en China), la libertad debe ser usada en interés del Estado y de las personas como conjunto. Pero, ¿qué libertad tiene uno si sólo puede ser usada como algún otro prescribe? La concepción de libertad de FC no es como la de Bolívar, Hu, Chang u otros teóricos burgueses. El problema con tales teóricos es que han hecho del desarrollo y la aplicación de teorías sociales su actividad sustitutoria. Consecuentemente, las teorías están ideadas para servir las necesidades de los teóricos más que las necesidades de cualquier persona que pueda tener tan poca suerte como para vivir en una sociedad en que las teorías son impuestas.

  6. Debemos tener en cuenta un punto más en esta sección: no debe ser asumido que una persona tiene suficiente libertad simplemente porque DIGA que tiene suficiente. La libertad está en parte restringida por el control psicológico del que la gente es inconsciente, y además muchas ideas de lo que constituye la libertad son gobernadas más por la convención social que por sus necesidades reales. Por ejemplo, es probable que muchos izquierdistas del tipo sobresocializado dirían que mucha gente, incluidos ellos mismos, están muy poco socializados antes que demasiado, sin embargo los izquierdistas sobresocializados pagan un precio psicológico fuerte por su alto nivel de socialización.

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